LA ESPERANZA

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LA ESPERANZA

 


La niña veía a través de la ventana todo lo que ella necesitaba. Lo que anhelaba su corazón. Comida, ropa, un hogar tibio, acogedor. El señor se dio cuenta de la nena tras la ventana, su ventana. Se le arrugó el corazón y esa pequeña personita era la culpable. La calidez de su inocente mirada de deseo y de esperanza lo desarmó. Salió, la tomó de la mano y la acogió en su corazón.

Hoy . . . Es el milagro de su vida, la razón de su existencia: Su luz. Orgulloso la lleva al altar vestida de blanco, con las más hermosas ilusiones retratadas en sus ojos cristalinos, las que no se desvanecieron, ni desvanecerán jamás.

El hombre, el padre, volvió a caer presa de su inocencia. La abrazó y la entregó al joven que había ganado merecérsela.

Derechos Reservados
Dayana Rosas
 

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