Decido ir por lo que quiero. Lo elijo a él. Ha derrotado todas mis defensas y ya no puedo más. Me levanto de la silla, tomo su mano y la alzo. Coloco sus brazos en mi cadera y rodeo su cuello con los míos. Empiezo a moverme con el ritmo de la melodía, me atrapa. Se deja llevar, siento cómo reacciona. Flexiono mis piernas, él hace lo mismo. Mi pecho roza el suyo, su pierna entre las mías. Subimos de nuevo, sigo moviéndome, provocándolo. Sus manos acarician de arriba a abajo mi espalda, haciendo que mi piel se erice.
Me coloco de puntillas, mis labios van a su cuello, lo lleno de besos, de pequeños mordiscos. Escucho su respiración agitarse como la mía. Mis labios se pasan por su nuez de adán, sube a su barbilla, la que muerdo. Un suspiro sale de su boca, como la respuesta a mis deseos. Sin esperarlo, me aparta un poco de su cuerpo, me toma de la cara y me insta a mirar sus ojos.
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PARTE I
PARTE II
PARTE III
PARTE IV
PARTE V
PARTE VI
PARTE VII
Muy bueno el relato Daya, muy bien construido, intenso, sensual...
ResponderBorrarTe jugaba un quintico ;)
Muchas gracias mi Tony. Ja ja ja esa es una expresión muy de aquí de Venezuela. Ja ja ja gracias! !!!!
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