LA
CARTA
Tomo
el libro, lo abro en la página exacta y veo la carta . . . La
esperada carta. Exactamente donde me dijo. La rasgo apresuradamente y
leo:
“No
quieres escucharlo de mi boca, entonces que lo digan mis acciones y
mis letras. TE AMO. Ven a verme esta noche, por favor”.
Quiere
que vaya. ¿Debo ir? ¿Qué hago? Si lo veo estaré perdida. Su voz y
su cuerpo me hechizan. No quiero perder la batalla contra él. Pero,
¿¿¿debo ir??? ¡Definitivamente, sí!
Derechos Reservados
Dayana Rosas
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