LA PRIMERA NOCHE EN EL MAR

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LA PRIMERA NOCHE EN EL MAR



Moría de deseos por verte en el agua, en la oscuridad de la noche, solo alumbrada por la luna. Estuve impaciente dentro del agua, hasta cuando te vi entrar completamente desnudo, hombre, fuerte, MÍO.
Te acercaste, mirando fijo todo el contorno de mi cuerpo. Hiciste que mi respiración se acelerara como nunca. Cada poro de mi cuerpo se sentía acariciado por ti, por tus manos, por tus labios, por tu lengua. No pude moverme ni un ápice del lugar en donde me encontraba, solo podía rogar que vinieras a mi encuentro rápidamente.
Ya frente a mí, levantaste tu mano para acariciar mi rostro. No pude hacer otra cosa que sentirte, que rogar por tu toque. Mi cuerpo, mi alma te necesitaban, así que hice lo que me pedían. Me acerqué a tu cuerpo, rodeé tu cabeza con mis brazos y te traje hasta mí. Te besé, te saboreé, te devoré.
No te resististe, sino que me alentaste. El fuego de nuestros cuerpos no fueron apaciguados por el agua, más bien las avivaban más. Me apretaste contra ti, pudiendo sentir su hombría, su excitación.
No solo el agua del mar recorría mi cuerpo, mi excitación también era evidente. Él jugaba conmigo, con mi cuerpo, con mis terminales. Sabía dónde, cómo y cuándo tocarme.
Sin poder evitarlo, estallé en mil pedazos, quedando entre sus brazos extenuada, todavía besando sus labios. Me despegué un poco de su cuerpo para mirarlo a los ojos.
Tendré toda la noche para hacerte mía como lo desee. ¿Eso quieres? ―preguntó seductoramente y con autoridad.
Asentí como la más enamorada. Esa pregunta fue, apenas, el inicio de una relación intensa. De un juego de voluntades. Nunca la olvidaré.

Edición de Imagen Dayana Rosas
Autora Dayana Rosas
Derechos Reservados

4 comentarios

  1. Jajajaja. Gracias, Anto. Pues el resto queda a la imaginación. Jajaja a menos que quiera seguirlo. Ya veremos.

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    1. Jajajaja. Muchas gracias por leer y comentar. Pues trataré de seguirlo ajaja.

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