Camino por estas praderas verdes, un verde tan vivo que pareciera que hablara. Los árboles tupidos que nos cubren, que nos protegen, están allí escuchándonos, viéndonos, como si pudieran entendernos. Y lo hacen. Mientras caminamos, las ramas nos acarician y nos dicen que todo va a ir bien.
Cruzamos piedras, arroyos tratando de llegar a la cabaña. Pero la naturaleza nos hechiza. Tocamos el agua, fría, sabrosa, cristalina. Las rocas, fuertes, solidas y a la vez tan vivas. El olor atrapa nuestro olfato, las imágenes, la mirada. Pájaros, animales extraños nos miran y corren como si quisieran que los siguiéramos. Eso hacemos. Los perseguimos y nos llevan a un espacio tan impresionante que las palabras no alcanzan a describir la magnanimidad de lo que vivos. Lo único que puedo decir: mágico.
Cruzamos piedras, arroyos tratando de llegar a la cabaña. Pero la naturaleza nos hechiza. Tocamos el agua, fría, sabrosa, cristalina. Las rocas, fuertes, solidas y a la vez tan vivas. El olor atrapa nuestro olfato, las imágenes, la mirada. Pájaros, animales extraños nos miran y corren como si quisieran que los siguiéramos. Eso hacemos. Los perseguimos y nos llevan a un espacio tan impresionante que las palabras no alcanzan a describir la magnanimidad de lo que vivos. Lo único que puedo decir: mágico.
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Imagen - Pixabay - tpsdave
Dayana Rosas S. G.
Literatura Sentimental
Precioso....
ResponderBorrarMuchas gracias! !!!!!
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