DAME UNA OPORTUNIDAD I

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DAME UNA OPORTUNIDAD
UNA NUEVA CACERÍA

Al despuntar la mañana, Ava despertó como si una rayo hubiese atravesado sus entrañas. Algo andaba mal, solo en esos momentos sentía esa sensación desgarradora. Corrió hacia el pasillo de la pequeña casa en dirección hacia los establos, lo hizo tan rápido que en cuestión de tres segundos estaba de pie frente a las puertas entreabiertas del lugar.
-¡Rayos y centellas! Se ha escapado.
Sin esperar mucho más,  un silbido penetrante inundó la estancia, creado por sus dedos dentro de su boca. Como un relámpago, un gigantesco lobo se detuvo a su lado. Una de las bestias más temida y conocido en el campo nevado de Haliburton Forest, no solo por lo inmenso del animal, sino también por sus ojos rojos y por su fiereza al pelear. Para Ava no era más que su más querido y preciado amigo. Lo tomó de la cara, restregó sus manos sobre él y lo besó en su cabeza. El lobo profirió un pequeño aullido, como si estuviera contento de que ella lo hiciera.
-Jaden, hay que encontrar al estúpido ese. Si los otros lo encuentran primero, lo despedazarán. No serán tan amables con él como nosotros. Vamos, démonos prisa.
Ella montó sobre su espalda y salieron a todo galope. Si el hombre era inteligente,  no se iría por el camino principal y más descubierto. Buscaría adentrarse al bosque de cualquier manera,  a pesar de todos los peligros que representaba. 《Bien hecho》, pensó Ava.
-Hacia el bosque. No debe haber ido lejos.
Jaden corrió como el viento hacia la dirección indicada. Cuando se adentraron en el bosque, se detuvo unos segundos, olisqueó el aire al igual que Ava, ambos miraron a la misma dirección : el lado izquierdo.
-¿Hacia dónde pretende ir el humano cabeza hueca?  ¿De vuelta a su legión? Son más de cinco días y sabe no tiene chance.
De pronto, lo comprendió. Su cara palideció sin remedio, como si el alma se le saliera del cuerpo. Si lograba llegar a la choza de la bruja, los tres estarían perdidos. Esa hiedra nunca hacía nada a menos que recibiera un pago, los que siempre eran monumentales y terribles. Tenían que darse prisa.
-Jaden, corre.
El lobo al escuchar el pedido, se encendió como el fuego, los ojos rojos brillaban encendidos,  dos líneas rojas llameantes cubrían su cuerpo y le daban más poder. Sus patas empezaron a moverse, tan rápido que no se veían.. Quien lo viera juraría que volaban por el aire.
Corría y corría,  Ava tenía avistado solo un punto, el camino que llevaba a la cabaña de la bruja. Muy lejos todavía,  pero no divisaba ningún movimiento anormal en el camino. Cuando iban atravesando la columna de árboles a los que llamaban 《llorones》, respiró profundamente. Por primera vez en mucho tiempo, la nieve que los rodeaba le heló la piel. Jaden se detuvo sin reparo, casi lanzándola de su lomo. Aulló como si hubiese encontrado a su presa.
《¿Qué me pasa?》pensó Ava. Nunca había estado abatida por oler sangre, fuera o no sobrenatural, menos la de un humano. Pero en él había algo diferente. De inmediato bajó de Jaden, se arrodilló en la nieve y la tocó. Se sentían todavía tibias las marcas que estaban en la nieve, lo que indicaba había sucedido hace poco. Los dientes de Jade aparecieron, las garras relucieron en sus patas y los gruñidos no se hicieron esperar. Ava aspiró de nuevo el aire, el olor le llevaba hacia aquel árbol gris medio muerto que estaba al lado de ella. Se ayudó con el báculo de hielo que tenía en la mano para colocarse de pie.
Jaden avanzaba hacia el mismo lugar que ella, sin detener sus gruñidos,  dando cada paso con sumo cuidado, al igual que ella. Al llegar, la sangre impregnaba aquel lugar, pues chorreaba por toda la corteza. Alzó su mirada y allí estaba él, amarrado, flagelado, golpeado por el monstruo que tenía al lado. Yacían en las ramas más altas del árbol.
Él apenas pudo abrir sus ojos, una solo panorama podía ver: hacia el suelo. Vio a su primera captora, llena de dolor y de ira a la misma vez. 《¿Por mí?》, se preguntó. La vio tan blanca, con ese cabello marrón largo, esa trenza que le hacía relucir el rostro, las cuatro marcas en su rostro mostrando lo fuerte que era, esas ropas de guerrera y cazadora ajustándoseles a su cuerpo, el báculo y las dos hoces en su espalda congelándose la hacían ver temeraria. Y lo era. Nunca nadie había podido atraparlo, capturarlo. Para ella fue en cuestión de segundos, sin el menor daño. No tenía miedo en absoluto de ella, pero sabía que tenía que escaparse de su cercanía. Si hubiese sabido que esta deformidad también estaba tras de él no lo hubiese hecho. Pero lo hecho, hecho estaba. Le dio pelea al monstruo, pero este terminó por destruirlo casi por completo. Sentía como de las heridas brotaba su sangre.
-¡Vete de aquí, traicionera! -gritó el monstruo.
Eran conocidos como los 《torturadores》. Sus dientes eran inmensos, al igual que sus manos y sus garras, babosos,  con lengua de serpiente y la voz más ronca y grave que haya escuchado nunca; en contraste con todo lo demás,  tenían unas piernas pequeñas y débiles. Ava sabía cuál era el punto débil de esas criaturas. Esta no escaparía.
-¿Qué quieres con él, quién te envió, abominación?
-No te importa, perra traicionera -siseaba con su lengua.
Ya le estaba haciendo perder la paciencia. Quería al humano con ella. El torturador la observaba con sus ojos verdes oscuros. Notó su determinación.
-¡Ven por él, bruja! ¿Qué esperas?
Ella lo tenía claro. No iba a dañarlo más. Lo rebanaría por meterse con lo que era suyo. Se formó en posición de batalla para empezar una nueva cacería.
Derechos Reservados
Dayana Rosas

La parte dos puedes leerla aquí:
LA CACERIA

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