DAME UNA OPORTUNIDAD II
LA CACERÍA
Ava miró fijo al torturador en la rama más alta del inmenso árbol, tomó su postura de ataque: piernas separadas, la izquierda mas adelante que la derecha, el báculo en las manos y los dientes reluciendo como un grito de guerra. El silbido de la lengua viperina no se dejó esperar, el monstruo estaba esperándola con toda ansiedad, impaciente por retorcerle el cuerpo y hacerla sufrir dolores inimaginables, inclusive peores a los que había sometido al humano.
La guerrera le mostró los dientes blancos, afilados, largos, colmillos perfectos. El humano la observó sin miedo, sin casi fuerzas, a punto de desmayarse. Lo último que pensó: ¿por qué me necesita tan desesperadamente como para pelearse con esta abominación?
-¿Vas a bajar querido, o debo subir yo? Tienes algo que es mío y no pienso esperar mucho más.
El torturador sabía que si la tenía cerca, con su fuerza la inmovilizaría de inmediato antes de que ella hiciera su movimiento. No lo pensó ni un segundo, dio un paso hacia el vacío para caer en el suelo, justo enfrente de Ava. 《Te tengo》, pensó ella. Jaden aulló con todas las fuerzas, las líneas llameaban mas que antes. Ava tomó impulso sobre el lomo del gran lobo y saltó muy alto, interceptando al torturador. Su báculo destilaba frío, listo para atacar. El estómago deforme de la criatura recibió el golpe inminente, lo que hizo que la abominación cayera al suelo, retorciéndose del dolor, de la sensación y el desasosiego por el frío en su cuerpo.
El sonido al caer el cuerpo fue estrepitoso, pero Ava tocó el piso como si fuera una gacela, con extrema delicadeza y precisión. Volteó rápidamente, dejó el báculo a un lado, sacó sus hoces de su espalda y les dio vueltas en círculo. De pronto, se empezó a formar neblina alrededor de ella, más y más espesa. Ava se dirigió hacia el bulto desparramado, decidida a terminar lo que había empezado. Notó cómo el cuerpo se movía irregularmente, por lo que nunca esperó que el torturador se levantara en cuestión de segundos y la abrazara con sus grandes brazos.
Ella sentía lo baboso de su piel, el olor pútrido que destilaba, los músculos que estrujaban sus brazos, sus costillas, que dificultaban su respiración.
-Yo me moriré, pero tú te vas conmigo, bruja. ¿Duele? Sí, duele, ¿verdad?
Ava se compungía del sufrimiento, pero en su rostro no se leía absolutamente nada. La voz no le salía, el aire ya no entraba en sus pulmones. Un crack se escuchó, muy tenue pero distinguible. Al mismo tiempo, la lengua de lija del contrincante salió de su boca, lamiendo y raspillando la cara y el cuello de ella.
-Sabes muy bien. Antes de mi último aliento, verás lo que es el terror.
Sus ojos se posaron en los negros de ella, tan cerca y tan distante. Buscaba algo dentro de su mente, golpeando una puerta secreta, una que no podía abrir. Era poderosa. El ardor y la violencia de Jaden no se hicieron esperar. Brincó sobre el torturador, su hocico se clavó en una de las pequeñas piernas, este chilló como un niño, cayendo de rodillas y soltando a la guerrera. Jaden volvió arremeter contra él, esta vez apresando su cuello.
Ella empezó a toser, buscando el aire que le faltaba. La vida, el color, la emoción la embargaban de nuevo. Dolía cuando se movía, pero eso no iba a impedir que terminara su trabajo. El monstruo rogaba, imploraba por su vida. Jaden apretaba un poco más. Ava se levantó, como pudo, acortó el camino hacia su presa.
-Bueno degenerado, conque iba a sentir el dolor. ¿Qué dices ahora?
-Lo . . . Lo siento. Te diré todo, pero déjame ir.
-No estás en posición de exigir. Habla y si me convences, lo pensaré.
-Lo . . . Lo siento. Te diré todo, pero déjame ir.
-No estás en posición de exigir. Habla y si me convences, lo pensaré.
Ava observó a Jaden, asintió y los colmillos del lobo profundizaron en la piel maloliente del torturador. Sangre verde chorreó por su cuello, dando fe del desgarre. Un grito de dolor salió del monstruo.
-El Señor Dever quiere al humano, cueste lo que cueste.
-Pero ese es un humano. ¿Por qué te alías con él?
-Comida, placer, fuerza. Pronto lo tendremos todo. Solo . . .
-Pero ese es un humano. ¿Por qué te alías con él?
-Comida, placer, fuerza. Pronto lo tendremos todo. Solo . . .
Observó al humano en las alturas. Entonces, Ava supo las palabras no dichas. De alguna manera el humano cabeza hueca estropeaba los planes del Señor. 《¿Quién será? , ¿también me habrá contratado un humano? 》, se preguntó Ava.
-¿Quién es el humano? -se acercó un poco.
El torturador tomó su cuello sin previo aviso. Ella tomó una hoz y cortó su brazo por completo, mientras que Jaden lo desgarraba. El lobo lo soltó, Ava cruzo sus hoces y decapitó al torturador. Miró hacia arriba, el dolor la taladró, pero debía sacar de allí al humano. Su cara palideció cuando el olor a sangre casi no manaba del cuerpo colgado en las ramas.
-Jaden, deprisa.
Derechos Reservados
Dayana Rosas
Dayana Rosas
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