EL
HOMBRE DEL SEGURO
Olivia,
de 40 años, estaba entusiasmada porque un hombre la estaba buscando
y, cuando por fin la encuentra, resulta que es de la empresa del
seguro de la casa. La solicitaba pues estaba ya vencido y debía
actualizar la póliza.
―La empresa me envió a hablar con usted porque el seguro de la casa está vencido. Si se afilia de nuevo tendrá un 25% de descuento. ¿No le parece una buena oferta? ―le dice, mientras ella espera el bus.
Olivia,
incrédula, trata de procesar que el guapetón que tiene al lado, el
que la ha buscado toda la semana, es del seguro y no el hombre
soñado, el que le iba a devolver la esperanza. Lo mira sorprendida y
aquejada.
―¿Se
encuentra bien?
―Sí,
bueno. Para eso me buscaba. No estoy interesada, gracias. ―Hace
ademán de alejarse, pero él la detiene.
―¿Está
segura?
―Sí.
Segura. No quiero nada.
―No
me refería a eso. ¿Segura se siente bien?
Olivia
lo mira ahora impactada por el trato amable. Asiente y planea irse de
nuevo.
―Si
quiere la puedo llevar a donde guste. No sería problema para mí.
―No,
gracias.
―Insisto.
Si no por el seguro, déjeme tener el placer de escoltarla.
Esa
insistencia fue el principio de todo. De las risas, de las
cosquillas, de la esperanza, del amor que Olivia no había encontrado
hasta ese momento. Días, tardes, noches de entrega y felicidad. El
hombre del seguro, definitivamente fue su salvación.
PD:
Este relato es la continuación, con el debido permiso , del relato
El hombre de Alberto Punset.
Derechos Reservados
Dayana Rosas
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