LOS
NIÑOS EN LA LAGUNA
Mi
corazón se sobresaltó de tal manera, que mi cuerpo casi cae al frío
suelo cuando me enteré de que mis dos hijos pequeños estaban
perdidos en ese inmenso bosque. Mi esposo, amigos, servidumbre,
buscaban una y otra vez en los alrededores. Pero no los encontraban.
Mis lágrimas caían, el desespero aumentaba.
―Déjame
salir a buscarlos. ¡Son mis hijos también! ―Le exigí.
―Amor,
es peligroso. Ellos y tú. . . No lo acepto ―me dijo.
―Pero
. . . ―mis lágrimas seguían cayendo.
De
pronto, una brisa tocó mi rostro húmedo. Me susurra . . . Me
inspira . . . «En el lago, están en el
lago». Salí disparada hacia el lago
azul. Mis hijos . . . Mis hijos me necesitan.
Corrí,
corrí, corrí y, por fin, llegué. Mi respiración agitada, pero no
me importaba. . . ¡NO LO PUEDO CREER! Mi corazón se enternece hasta
tal punto, que no puedo evitar posar mis rodillas en la arena. ¡Mis
hijos . . . A salvo, jugando en las piedras de la laguna! El varón
ayudaba a la pequeña, la sujetaba con ternura, devoción y
seguridad. Él no permitiría que algo le pasase: su deber. Lo más
insólito fue que la ayudaba a pasar entre las piedras para hablar
con un hada del agua, la que los llamaba entre risas y ademanes.
Ellos
reían, hablaban mientras que cruzaban. Se sentaron en la roca y
quedaron extasiados escuchándola. Cuando quise ir hacia ellos, ella
me observó, me hizo un ademán y supe que no debía interrumpir.
Mis
hijos eran mágicos, comprendí en ese momento. Estaban vivos, como
nuestros regalos más preciados. Supeque siempre estarían cuidados.
Mis lágrimas no dejaban de salir por la emoción. Voltearon, me
vieron y salieron corriendo hacia mí. Los abracé con fuerza y
ternura.
―Mami,
no llores. Mina dice que no debes.
Los
abrazos siguieron por minutos.
Mucho
tiempo pensé en ese día, he llegado a la conclusión de que algún
trabajo deben venir a realizar. Son mis tesoros y los cuidaré
siempre. También siento que ella velará por ellos. Ahora los dejo
vagar por el bosque con menos preocupación.
Derechos Reservados
Dayana Rosas
soy tu fan.
ResponderBorrarGracias preciosura, por leerme. ¡Te quiero mucho!
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